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Caminando la B

TEXTO:
PABLO HERNÁNDEZ

I

E
l ‘Indio’ Ríos
mira el primer partido de su enésima temporada en la B desde el banco de suplentes del Estadio Luis Tróccoli, cancha de Club Atlético Cerro. La gente de la tribuna locataria seguramente no sepa ni quién es el Indio, ni que su nombre de pila es Jonathan, ni que juega de volante, la gente solo sabe que cada quince días deben estar en esa curva de concreto alentando al equipo de Walter ‘el Rifle’ Pandiani, quien esperan sea el Moisés que llevará al equipo albiceleste de regreso a la tierra prometida de Primera División.

El equipo contra el que se enfrenta Cerro, es decir, el equipo del Indio, es el Club Social y Deportivo Villa Española, cuadro de barrio, cuadro fraterno, cuadro humilde, único cuadro que cuenta con una biblioteca en el vestuario cuando son locales. El Indio no pisó el césped ese día. Su equipo, el Villa, ganó 1–0.

II

Tras dos derrotas, una frente a Juventud de Las Piedras, equipo en el que hace algunos años militaba Federico Viñas, delantero del América, y otra frente a Progreso, cuadro que, además de haber sido dirigido por Enzo Rocco, exentrenador tunero, fue gestionado por un expresidente de esta nación, el Dr. Tabaré Vázquez, el técnico del Villa no tiene otra opción que mover las piezas del equipo. Por lo general, los engranes de un once están la en media cancha, espacio que el Indio habita desde hace más de veinte años. Empieza como titular el partido frente a La Luz, un club recién ascendido de la C, división que en Uruguay no se considera profesional. La Luz anuncia su partido contra el Villa desde su sede con un pizarrón de gis, de esos con los que cualquier respetable cocinero o vendedor de barbacoa o carnitas anunciaría su mercancía en la calle, de esos con los que nuestros viejos aprendieron en la escuela. La sede bien podría ser una de esas casas de antaño de la colonia San Francisquito en Querétaro. En la B de Uruguay tanto la infraestructura como el marketing siguen siendo todo un lujo, y los lujos son a veces innecesarios. Prueba de ello es que La Luz está invicto y va primero en el campeonato. Ese día el Villa perdió el partido, pero el Indio clavó un golazo desde fuera del área; fue un gol de otro partido, una obra de arte, lo más emocionante que a muchos nos pasó aquel día.

III

Jonathan Ríos empieza su segundo partido como titular en la temporada, está vez, contra Racing Club de Montevideo, otro de los equipos difíciles en la B uruguaya. Se dice que un grupo encabezado por Fernando Cavenaghi y gente de River Plate de Argentina vinieron como inversores al cervecero. Cuando llegó la inversión, Villa Española estaba en primera y Racing sedujo al Indio, pero él se quedó en el Villa. Ese mismo día, bien tempranito, cuando la gente en este país está cebando los primeros mates de la mañana, Mathías Riquero, el coordinador deportivo del club, se reunió con el equipo en una media luna para anunciarles que seguirían la iniciativa que nació en el Club Deportivo Magallanes de la segunda división de Chile: por cada gol que hiciera el equipo, se plantaría un árbol frutal nativo en el predio o en el barrio. Los jugadores bromearon con el Indio y le dijeron que si seguía pegándole así a la pelota, iba a tener que plantar un bosque.

IV

Faltando cinco minutos para que terminara el partido contra Racing, el Indio se encuentra una pelota en el área que le queda a la zurda. Jonathan intenta dar un pase al compañero que había quedado de frente al marco, pero la barrida de un rival desvía la pelota, cambia su dirección, confunde al arquero y la pelota termina besando las redes. El árbitro anota en el formulario del encuentro que el tanto de Villa Española fue un autogol, obra del defensor de Racing que se barrió dentro del área. El match termina 1–1.

Al término del partido, la gente de la tele decide entrevistar al Indio, sin saber que es un hombre de pocas palabras. «¿Qué opina de que un jugador del equipo rival tenga que venir a plantar un árbol en la semana acá al predio?». Jonathan se toma su tiempo, mira al piso y, después, mira al cielo, frunce un poco el ceño y finalmente responde: «En la segunda división profesional de Uruguay pasan estas cosas todo el tiempo, solo hay que tener los ojos bien abiertos».

«En la segunda división de Uruguay pasan estas cosas todo el tiempo, solo hay que tener los ojos bien abiertos»

JONATHAN RÍOS